Meditación Zen 

EL DESPERTAR

Aunque poseyeramos todo lo que deseamos, aún no estariamos satisfechos. Tal es la causa de nuestra enfermedad, sobre todo en el seno de una sociedad que nos lo promete todo pero que nos priva de lo esencial. Ya que lo esencial no pertenece de ninguna manera al orden del tener, sino del ser, y cuanto más poseemos, más deseamos y menos somos.

Nuestra verdadera riqueza, la que nos pertenece en propiedad y que nadie puede robarnos, está dentro de nosotros, profundamente escondida y casi siempre mal conocida. 

No se puede llegar a alcanzar este fondo de nosotros mismos, estable y apacible, no se puede descubrir esta riqueza olvidada sin un método radical y riguroso.

El zazen, la práctica constante y asidua del Zen, es la llave que abre este reino interior.

El Zen no es un conocimiento para añadir a otros, y menos aún un objeto de especulación intelectual o de discusión. El Zen no puede ser mas que una experiencia personal, la mas íntima de todas, algo que nadie puede hacer en nuestro lugar. Por el contrario, es suficiente practicar el zazen, es decir, sentarse en la postura, con la columna vertebral lo más derecha posible, sentado sobre un cojín redondo (zafu) , con las piernas cruzadas, completamente inmóvil, en un lugar tranquilo y silencioso, respirar lentamente y profundamente, y dejar así que el espíritu agitado se apacigüe, se aclare, para sentir rápidamente los efectos beneficiosos. Las preocupaciones cotidianas dejan de inquietarnos, se alejan para aparecer finalmente como lo que son, pequeñas e insignificantes oleadas en la superficie de nosotros mismos. Poco a poco la angustia deja paso a la seguridad, la turbulencia incesante e inquieta, a una calma desconocida anteriormente, primer anuncio de la serenidad. Comienza a manifestarse una sensación de alivio, de equilibrio recuperado. 

En efecto, esto es lo que sucede y lo han confirmado hoy día los médicos de la Universidad de Tokyo, de Europa y de América, los cuales han examinado los efectos fisiológicos del zazen sobre los practicantes en meditación. El control de la respiración tranquiliza y modera el ritmo del corazón, regulariza la circulación, hace decrecer la tensión; al volverse profunda, la expiración expulsa de los pulmones los residuos de gas carbónico que habitualmente se estancan ahí, provocando nerviosismo y ansiedad; el grado de ácido láctico en la sangre, factor de la agresividad, baja muy sensiblemente, mientras que el hecho de estirar la columna vertebral le hace encontrar su agilidad y libera las contracciones nerviosas. Por último y sobre todo, el funcionamiento del cerebro, se modifica muy sensiblemente, al pasar la actividad de las capas superficiales a las capas profundas. Las ondas alfas aparecen rápidamente, lo cual origina un estado de conciencia completamente diferente al de la vida cotidiana, mas distenso y perspicaz a la vez, con una sensibilidad permanente y muy despierta.

Solamente así, gracias a esta práctica continua que poco a poco formará parte de nuestra vida y constituirá lo mejor de ella, comenzaremos imperceptiblemente al principio, pero cada vez más sensiblemente, a cambiar; y no solamente nosotros, sino también nuestra vida, los demás y el mundo.

En realidad lo que habrá cambiado será nuestra relación con la vida, con los demás y con el mundo. Poco a poco nos iremos deshaciendo de la envoltura del ego. Nuestra conciencia cesará al fin, no solamente de estar dividida, sino también de estar retraida. Al estar derrumbadas y abolidas todas las barreras, se establecerá la comunicación, y el otro ya no será más el otro; nuestra consciencia participará, sintiendose como una emanación del cosmos, identificandose con él.

Zazen es en su origen la postura misma del Buda gracias a la cual obtuvo la completa liberación, el supremo desapego, el conocimiento perfecto. El Zen nos hace concientes de que todos nosotros, "aqui y ahora" , tenemos esta posibilidad, pero simplemente lo ignoramos. Zazen nos da el medio de descubrirlo. Por medio de esta práctica ininterrumpida, por medio de esta experiencia, se produce esta prodigiosa metamorfosis que es el despertar. 




EL CONOCIMIENTO DE SI MISMO

En la base de este despertar se encuentra el conocimiento de sí mismo. Este punto fue y es el esencial de la enseñanza de muchos filósofos, siendo Sócrates el más famoso.

Esta busqueda del conocimiento de sí mismo ha podido conducir a un reforzamiento del ego y del individualismo. Hoy día, después del descubrimiento de la psicología profunda, del psicoanálisis, la concepción del yo y del si mismo ha evolucionado y no puede ser limitada a un estudio racional de la conciencia, así como tampoco a un análisis puramente intelectual.

Por otra parte parece que el hombre ya no puede vivir basándose simplemente en valores sociales, religiosos y morales exteriores a él. El hombre actual siente la necesidad de un afianzamiento interior, descubierto y vivido en lo mas profundo de él mismo.

La vida social educa a los hombres según condicionamientos que enseñan a juzgar el bien y el mal según criterios que son más un hábito que una noción real vivida. Cada vez más hoy día, se toma conciencia de estos hechos, que son uno de los factores más importantes de la enfermedad que padecen los individuos. Todo ello nos conduce a una busqueda interior más aguda y más personal, y nos acerca de una manera diferente al problema.

" Cuál es la naturaleza del hombre y del universo?"

" Qué es la vida?     Qué es la muerte?"

Ni la ciencia ni la religión a través de la historia de los hombres han aportado la respuesta. Nosotros en tanto que cuerpo y espíritu, somos la "vida". Esta es la respuesta del Zen. "Ver claramente en nuestro espíritu" .

El hecho de realizar y de vivir profundamente esta realidad nos hace descubrir el origen de la vida en nosotros mismos, "aqui y ahora" . Este sentimiento de vida, es lo universal en nosotros y nosotros en lo universal, más allá del ego y más allá de la vida y de la muerte en interdependencia con todas las existencias. Este sentimiento de unidad universal es la base del amor que une a todo lo que vive.


Un día le preguntaron al Buda por qué parecían tan felices sus monjes si solo comían una vez al día. Él contestó:

<<No se deleitan con el pasado. No se preocupan por el futuro. Viven en el presente. Por eso son felices.>>




LA POSTURA DE ZAZEN

<<Uno mismo no puede ver su propia postura y al mismo tiempo es fácil crearse ilusiones sobre la propia práctica, por lo que se recomienda la práctica en un dojo (el lugar de la Vía) y siguiendo los consejos de un practicante antiguo.>>


LOS TRES PILARES DEL ZEN:

La concentración sobre la postura. Empujar el cielo con la cabeza.

Sentado sobre el centro del zafu ( cojín redondo y espeso, tradicional) , se cruzan las piernas en loto o en medio loto. Si se encuentra una imposibilidad, se cruzan simplemente las piernas sobre el muslo, pero es esencial que las rodillas estén apoyadas en el suelo.

En la posición de loto, los pies presionan sobre cada muslo una zona que comprende importantes puntos de acupuntura correspondientes a los meridianos del hígado, de la vesícula y de los riñones.

La pelvis está basculada hacia adelante a nivel de la quinta vertebra lumbar, de esta manera la masa del cuerpo se coloca hacia adelante aligerando la columna vertebral que debe estar bien derecha, tensa como si se quisiera tocar el cielo con la cabeza y empujar la tierra con las rodillas.

El mentón está recogido y la nuca estirada, la nariz en la vertical del ombligo, los hombros caen naturalmente. La boca está cerrada, sin crispación; la extremidad de la lengua toca el paladar anterior. Los ojos están semicerrados, la mirada se posa sin fijarse un metro delante de sí. De hecho está dirigida hacia el interior. No se mira nada, aunque intuitivamente se vé todo. Las manos reposan sobre el abdomen, las palmas hacia arriba, la mano izquierda sobre la mano derecha. Los dedos pulgares se juntan horizontalmente, se tocan con una ligera presión como si el uno fuera una prolongación del otro. No deben ni subir ni desplomarse, de esta manera son un punto de referencia para la concentración.

Antes de inmovilizarse en esta posición vertical, se pone cada mano, con el pulgar cerrado en su interior, sobre cada muslo y se inclina el tronco hacia la derecha y hacia la izquierda, dos, cuatro o seis veces en amplitud decreciente con el fin de disminuir la rigidez del cuerpo, se inspira y se expira profundamente, después se toma la postura vertical, bien equilibrada sin moverse.

Zazen significa: "tocar el cosmos a través de un solo cuerpo, nuestro cuerpo. Todas las existencias y yo mismo somos un solo cuerpo."

El maestro Dogen escribió en el "Fukanzazengi" : El zazen del que yo hablo no es el aprendizaje de la meditación, no es otra cosa que el camino de la paz y de la felicidad, la realización práctica del perfecto despertar. Una vez que hayais comprendido su corazón, sereis parecidos al dragón cuando entra en el agua y parecidos al tigre cuando penetra en la montaña. Desde el comienzo se aparta el relajamiento físico y mental y la distracción."

Al final del zazen se ponen otra vez las manos sobre las rodillas, con los puños cerrados hacia arriba, y de nuevo se hace el balanceo a derecha e izquierda en amplitud decreciente, uno se levanta suavemente y se coloca el zafu en su sitio.



La respiración

La respiración Zen desempeña un papel primordial y no es comparable a ninguna otra. Ante todo va dirigida a establecer un ritmo lento, poderoso y natural y consiste en concentrarse sobre todo en la espiración. Esta debe ser tranquila, amplia y profunda, ejerciendo sobre los intestinos (el hara) un masaje libre, distenso y expansivo hacia abajo sin enconger el abdomen.

La inspiración viene automáticamente, naturalmente, espontáneamente. Al quedarse totalmente vacíos, los pulmones se vuelven a llenar de una manera potente. La concentración sobre la expiración desarrolla una gran energía sobre la cintura, sobre los riñones y sobre la cadera. El centro de energía no está en la cabeza ni en la parte alta del cuerpo sino en un grupo importante de nervios que se encuentran situados inmediatamente debajo del ombligo.

El aire contiene la energía de la vida universal que recibimos en nuestros pulmones y en cada una de nuestras células. Por consiguiente es importante saber respirar. Ordinariamente respiramos de quince a veinte veces por minuto, de una manera superficial, puesto que no utilizamos más que una parte de nuestra capacidad pulmonar. Una respiración profunda y completa no se sitúa solamente a nivel de la caja toráxica o del diafragma, sino que se apoya también sobre los intestinos, ejerciendo así un potente masaje sobre los órganos internos y sobre diferentes puntos del cuerpo.

Por la práctica de zazen esta respiración se vuelve poco a poco habitual en nuestra vida corriente y durante el sueño. Cada vez se es más receptivo a la vida universal y nuestra energía crece progresivamente. Practicar solamente esta respiración es una acción muy beneficiosa. Muchos médicos lo confirman.



La actitud del espíritu

La actitud del espíritu fluye naturalmente de una profunda concentración sobre la postura y sobre la respiración.

Durante zazen el cortex reposa y el flujo de pensamientos se detiene, mientras que la sangre fluye hacia las capas profundas. Mejor irrigadas se despiertan de un semisueño y su actividad da una impresión de bienestar, de serenidad, de calma próxima al sueño profundo, pero en plena vigilia. El sistema nervioso está distenso, el cerebro "primitivo" en plena actividad. Se es receptivo, atento, a través de todas las células del cuerpo. Se piensa con el cuerpo, insconcientemente, sin usar energía.

No se trata de querer detener los pensamientos; lo cual sería todavía peor, sino de "dejarlos pasar" como nubes en el cielo, como reflejos en el espejo, sin oponerse a ellos, sin atarse a ellos. De esta manera las sombras pasan y se desvanecen. Poco a poco se llega al inconciente profundo, sin pensamiento, más allá de todo pensamiento, HISHIRYO, verdadera pureza.

HISHIRYO es el inconsciente del Zen. SHIRYO es pensamiento. FUSHIRYO es no pensamiento. HISHIRYO es el pensamiento absoluto, más allá del pensamiento y del no pensamiento. Más allá de las dualidades, de las oposiciones, de los contrarios. Más allá de todos los problemas de la consciencia personal, nuestra naturaleza original, naturaleza de Buda o inconsciente cósmico.

Cuando la mente se vacía, cuando el intelecto está tranquilo, apacible, en reposo, nada puede detener la corriente de la vida profunda, intuitiva, ilimitada que surge desde lo más profundo de nosotros mismos y que es anterior a cualquier pensamiento, flujo eterno de la actividad del Todo.

"El espíritu contiene todo el cosmos."

"La consciencia es más rápida que la velocidad de la luz."

Sentado sin meta se puede comprender MUSHOTOKU e HISHIRYO, secretos de la esencia del Zen. Pero la comprensión debe ser diferente a la del sentido común o a la del intelecto. Es percepción directa.

MUSHOTOHU es la filosofía del no provecho, no deseo de adquirir. Es el principio esencial. Dar sin esperar recibir nada a cambio. Abandonarlo todo sin miedo a perder. Volver la mirada hacia el interior. De la misma manera que en toda obra de arte el artista debe darse completamente sin preocuparse de alcanzar la gloria, la belleza o la riqueza para expresarse en una obra bella, pura, auténtica, de la misma manera el discípulo obtendrá la sabiduría si quiere conocerse, superarse, darse sin esperar alcanzar ningún provecho personal. Si lo abandonais todo, lo obtendreis todo.

HISHIRYO es la conciencia cósmica y la no conciencia personal. Podemos experimentarla durante zazen. Pensamos en nuestras ansiedades, en nuestra vida cotidiana, en nuestros amigos, en nuestras vacaciones, en los fenómenos que provienen de nuestra memoria. Pero cuando estamos concentrados sobre nuestra postura, sobre la respiración, podemos detener los pensamientos, olvidar todo el resto, estar en armonía con el pensamiento cósmico y abandonarlos, permitiendo que el subconciente salga a la superficie. Los pensamientos se alargan, se extienden en profundidad y alcanzan la conciencia universal. Podemos ir hasta el final de esta conciencia última, pero no debemos pasar por los pensamientos de nuestra auto-conciencia. Este es en sí el arte esencial del zazen.

"Pensar sin pensar" , escribió el maestro Dogen, Cómo se piensa sin pensar?  Debemos pensar desde el fondo del no pensamiento. Esta es la conciencia cósmica, la conciencia HISHIRYO. Los sentidos de nuestra conciencia no pueden imaginarla. Las categorias no pueden definirla. Las palabras no pueden explicarla. Sólo nuestra experiencia vivida.

HISHIRYO es la armonía de las visiones objetivas y subjetivas, la conciencia más excelente, más global, más universal, más allá del pensamiento y del no pensamiento. Alcanzar la conciencia HISHIRYO es el Zen.

Las olas mueren sobre la playa. El viento ligero retiene su aliento. La barca abandonada deriva suavemente. En el silencio de la noche, la Luna, en el firmamento profundo, expande su apacible claridad.

Dogen





KINHIN

La meditación en movimiento 


Kinhin es zazen en movimiento, un andar concentrado en cada paso al ritmo de la propia respiración.

Se empieza kinhin dando un paso muy corto con la pierna derecha. Durante la espiración se lleva todo el peso del cuerpo sobre la pierna de delante que está bien estirada. Ejerciendo una particular presión con la raíz del dedo gordo, como si quisiéramos dejar nuestra huella en el suelo. La pierna de detrás está relajada, con el talón en el suelo. Con la nueva inspiración, se da un paso muy corto con la pierna de detrás y se transfiere todo el peso del cuerpo a la pierna que queda ahora adelante, sin girar los hombros. La cabeza, los ojos, los hombros y la columna vertebral están en la misma postura que zazen. La mano derecha rodea la mano izquierda, esta con el pulgar encerrado en los otros dedos. La raíz del pulgar de la mano izquierda apoyada en el plexo solar. Los antebrazos están paralelos al suelo. Durante la espiración las manos ejercen una ligera presión una contra otra y ambas contra el plexo solar.

Durante kinhin, eres como el tigre cuando entra en la selva o como el dragón cuando entra en el mar.





Si alguien pregunta qué es el verdadero Zen, no hace falta que abráis la boca para explicarle. Mostrad todos los aspectos de vuestra postura. Entonces el viento de primavera soplará y hará que se abra la maravillosa flor del ciruelo.

Daishi Sokei






ZEN Y CALIDAD DE VIDA

"El Zen purifica y eleva a la más alta dimensión los deseos sanos del hombre. El Zen puede ayudar a resolver la crisis de la civilización moderna, no solamente en la conciencia profunda de cada uno, sino en la de toda la humanidad." 

Taisen Deshimaru


El Zen proporciona un alto grado de conciencia de sí mismo y de paz interior. Abandonando el egoismo individual y aprendiendo a tranquilizar nuestra actividad mental, se puede acceder al flujo eterno de la actividad, de la energía y al conocimiento intuitivo. Esta es la sabiduría que conduce a la Sabiduría por la puerta del Silencio y sin deseo de provecho.

"Mantened las manos abiertas, toda la arena del desierto pasará por vuestras manos. Cerrad las manos, no obtendreis más que unos granos de arena."

Maestro Dogen

                                                                                


ZEN Y ACTIVIDAD

"La actividad creadora viene de la espontaneidad manifestada aquí y ahora en tanto que la actividad más realista y más apropiada."

Akira Onda, profesor de psicología


En el Zen, la vida cotidiana es creadora, ya que está fundada sobre la espontaneidad y sobre el entrenamiento de la concentración del cuerpo y del no pensamiento.

De esta manera el practicante Zen puede realizar "aquí y ahora" sus potenciales, despertándose a su verdadera naturaleza, volviéndose plenamente él mismo. La creatividad no es solamente un hecho de genio, el niño es espontáneamente creador, cada uno debe volver a serlo en su propia vida.


ZEN Y EFICACIA

Purificar el espíritu no quiere decir que haya que cesar toda actividad. El Zen no es una técnica de evasión ni de huida. Por el contrario, la práctica del zazen, la cual desarrolla nuestra energía, se concentra en el instante presente, permitiéndonos afrontar la realidad cotidiana con calma, con una perspicacia, con una objetividad de las que no nos creiamos capaces y que nos sorprenden.

La reacción justa y eficaz ante las dificultades, de cara a los problemas, se produce por ella misma, espontáneamente, ya que nos hemos desembarazado de los obstáculos interiores que anteriormente nos lo impedian. Es en la actividad donde encontramos nuestra verdadera paz interior.


ZEN Y LIBERTAD

Hay que trascender los límites de los propios conflictos, sentirse uno con todos los demás y conducirse naturalmente en la vía de la libertad. La verdadera libertad es interior. Es confianza en sí mismo. Es posible conformarse a las reglas y permanecer libre.

El comportamiento es igualmente importante en el Zen. Cada gesto es la ocasión de un entrenamiento a la concentración, a la simplicidad, a la armonía y al control del cuerpo y del espíritu.



ZEN Y RELIGION

El Zen es la esencia del Budismo, es la transmisión del Buda. Pero ante todo es esencialmente un contacto con lo absoluto en nosotros mismos. Es despertar a la realidad mas allá de las apariencias visibles, es comprensión de nuestra profunda naturaleza humana, invisible. En esto el Zen es universal.

Ya el maestro Dogen (1200-1253) , unos de los fundadores del Zen japonés, decía: " Aquel que mira al Zen como una secta del Budismo y lo llame así es un demonio."

El Zen es ante todo una POSTURA, la postura sedente de zazen, con sus tres elementos: actitud del cuerpo, respiración, y actitud del espíritu.

Una postura quiere decir evidentemente, en un sentido amplio, una actitud ante la vida: actitud de fuerza y de equilibrio, de tranquilidad y de vigilancia, de respeto y de tolerancia, de unión con la vida cósmica.

El Zen se situa más allá de todas las religiones tradicionales, pero siendo la raiz misma del espíritu religioso puede vivir entre todas las religiones y dar a cada una su verdadero poder religioso, en el seno de todas las místicas, de la misma manera que un pez vive en el agua.

"El agua es la vida para el pez, pero el pez es también la vida para el agua."

Dogen


ZEN Y PSICOLOGIA

La noción del insconciente cósmico da a la Psicología una dimensión que generalmente no tiene. 

El desarrollo de la personalidad, ligada a lo universal, transciende los límites del individuo y del ego en particular. Tampoco existe un yo separado de los demás, sino un sí mismo, plenamente sí mismo, diferente y parecido a los demás a la vez. El dinamismo interior tiende a la unidad y a la superación de los contrarios, empezando por las nociones de vida y muerte.

La naturaleza de la conciencia es especial y profundamente estudiada en el Zen. Una imagen ilustra claramente la transformación que se produce: es la imagen de la "puerta" que separa simbólicamente, el inconsciente del consciente, que generalmente sólo se abre hacia el exterior, mientras que debería ser "batiente" , libre.

El Zen es la vida sin atolladeros. El Zen nos enseña a tomar consciencia de nuestros propios recursos y de la humanidad profunda que está en cada uno de nosotros.

Zazen es difícil, lo sé. Pero practicado cotidianamente, es muy eficaz para la libertad de la consciencia y para el desarrollo de la intuición.

Zazen no libera solamente una gran energía, sino que es también una postura de despertar. Durante su práctica no es necesario intentar alcanzar nada, sea lo que sea.

Maestro Taisen Deshimaru




Contacto

Dojo Zen de Córdoba
Arroyo Del Moro 22

Número de teléfono
(+34) 654759607

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zencordoba@hotmail.com

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